
Bajo el punto de vista de la Medicina Tradicional China (MTCH), y basándonos en su diagnóstico, vamos a observar la importancia que tiene el sabor de los alimentos que se ingieren habitualmente.
La mayoría de pacientes con sobrepeso u otros problemas de salud que acuden a la consulta, llevan una alimentación desordenada en varios aspectos:
1. Horario de la ingesta: algunas personas tienen horarios rotativos a nivel laboral que no les permite llevar una regularidad en las comidas.
2. Cantidad: Exceso o deficiencia de la ingesta de alimentos.
3. Calidad: Frecuente consumo de alimentos procesados, precocinados, híper calóricos, cocinados en microondas.
4. Monodieta: Preferencia abusiva por un determinado sabor y falta de variedad de productos alimenticios.
Según la MTCH, una buena alimentación debería incluir los 5 sabores que propone la teoría de los Cinco Elementos, de una manera equilibrada, sin excederse ni olvidarse de alguno de ellos.
MADERA FUEGO TIERRA METAL AGUA
Órgano Hígado Corazón Bazo Pulmón Riñón
Entraña Vesícula Biliar Int. delgado Estómago Int. grueso Vejiga
Sabor Agrio/ácido Amargo Dulce Picante Salado
Tejidos Tendones Vasos Músculos Piel Hueso
Órganos de los sentidos Ojos Lengua Boca Nariz Oídos
Lo que expone la MTCH, es adquirir salud mediante una higiene alimentaria ya que la salud se traduce en un equilibrio orgánico que se refleja en el cuerpo sin acúmulos de grasas y un índice de masa corporal equilibrado.
Por ejemplo, si tenemos a una paciente con un síndrome de estancamiento de Qi de Hígado con sobrepeso, los síntomas característicos serán la depresión, suspiros, dolor distensivo y migratorio en el pecho e hipocondrios o bajo el abdomen, menstruación alterada, pulso de cuerda, etc. Si este Qi de Hígado estancado durante largo tiempo agrede a Bazo y Estómago, afectando la función de Transporte y Transformación de dichos órganos, la paciente retendrá líquidos y puede existir edema, heces sueltas, distensión abdominal (especialmente tras la ingesta de comida), poco apetito, lasitud del cuerpo y extremidades, obesidad, lengua pálida con capa blanca, pulso moderado y débil. La mayoría de estas pacientes vienen con dicho cuadro. Cuando se hace el interrogatorio respecto al consumo alimenticio, se puede observar la ingesta y costumbres que tienen y se descubre que consumen un exceso de alimentos ácidos y dulces. Estos dos sabores asociados generan mucha Humedad, que según la constitución de la paciente o la naturaleza del alimento, se transforma en Humedad – Calor.
En estos casos es importante disminuir el consumo de tomate, vinagre, alcaparras, salsa vinagreta y alimentos de sabor agrio, que son muy ácidos. El consumo en exceso, tiende a estancar la energía de Hígado y lesionar la energía de Bazo.
Además, no solo queda la cosa ahí, si se eliminan de la dieta este tipo de alimentos, solamente se está ayudando al Hígado a dispersarse, también hay que tener en cuenta que a Bazo y Estómago les afecta el exceso de alimentos dulces. En este caso se recomienda no comer (o evitar en lo posible) todos los azúcares de absorción rápida como son los productos de pastelería industrial, azúcar blanco, refrescos industrializados, bombones, pasteles, barras de chocolate… que actualmente se consumen en abundancia.
Con esto, se atribuye a un sobre esfuerzo para el Bazo. Estos productos de sabor dulce en exceso y completamente desvitalizados, son grandes productores de Humedad. El agravante de tal producción de
Humedad es que ésta, estancada, produce Calor y a consecuencia se manifiesta el Síndrome de Humedad – Calor en el Bazo con sus síntomas correspondientes: lengua roja con capa amarilla pegajosa, pulso blando y rápido.
Cuando se le plantea al paciente un modo de alimentarse, ya no hablamos de dieta restringida, sino, de una forma de vida, aprender a escuchar el organismo.
Cuando los pacientes entienden qué causa el sabor de los alimentos en su organismo, aprenden a escuchar su cuerpo y no les es tan difícil cambiar de hábitos.
Equipo ACUMEDIC